Sunday, June 25, 2006

Tomado del Diario "Relator" N-9200 lunes 26 de mayo de 1947 Cali Colombia

DECLARA DOÑA CLEMENTINA R. DE MUÑOZ A "RELATOR"
AHORA PUEDO CAMINAR
DESPUÉS DE QUINCE AÑOS DE CRUEL POSTRACIÓN
GRACIAS A LOS PROCEDIMIENTOS
CIENTÍFICOS DEL PROFESOR NARVÁEZ.
DRAMÁTICA RELACIÓN DE UNA VICTIMA DEL REUMATISMO

A eso de las 10 del día irrumpió en la oficina de redacción la señora Clementina Ricaurte de Muñoz, de 62 años, nacida en Bogotá, y radicada en Cali a los nueve meses de nacida, con sus padres, el general Carlos Ricaurte Flórez y doña María Ignacia Muñoz. La anciana manifestó su deseo de hacer pública manifes­tación de reconocimiento hacia un ciudadano a quien le debe “después de Dios" la alegría de poder caminar después de 15 años de postración en una cama, víctima de aguda dolencia reumática. La señora Clementina Ricaurte de Muñoz, se expresa así;

DESDE EL CONFLICTO DE LETICIA

Soy la esposa de Damián Muñoz. Nuestros hijos son: Cecilia, Reinaldo, Felipe, Mercedes, Maria y Ana Elisa la última de las cuales es esta chiquilla que cuenta con 15 años. Pocos meses después de nacer, Ana Elisa quien acompaña a nuestra visitante me apareció un reumatismo agudo. Esto fue en el año 1932, en vísperas del conflicto de Leticia. Mi estado de salud se agravó cada día con más violencia, para tortura mía y de mi esposo e hijos y demás familiares, que agotaron todos sus recursos ante los médicos para lograr mi curación o siquiera mejoría.

LEVES RASTROS DEL FATÍDICO MAL
Mire: —agrega—, mi padecimiento durante 15 años operó la alteración de mi sistema, el retorcimiento de mis articulaciones y la flacidez dé mis músculos. La columna vertebral era una hilera de nudos dolorosos y la atrofia de todos mis miembros de acción, fue total. Tenían que suministrarme los alimentos con ma­no ajena, y suplir mis necesidades imperiosas en trances de agonía por los punzantes dolores.

UNA VIDA NAUFRAGA EN MAR DE TORTURAS

Mis hijos mi esposo no escatimaron esfuerzo para conseguirme un alivio. Todo fue en vano, dice la señora Ricaurte de Muñoz. Mi vida, la razón de mi existencia, no tenia justificación y debía constituir un motivo de tortura para mis familiares, durante el día y con mayor crueldad en las interminables noches de dolores y quejumbres. Prácticamente no conozco a Cali, pues he permanecido en cama durante tres lustros consecutivos y sin esperanza de mejorarme. Encogida, curvada, imposibilitada para moverme sin ayuda ajena, no podría pintarles la angustiosa situación mía cuando de nutrirme vestirme se trataba. En verdad, desesperé de la vida, y en estos 15 años de sufrir, todos los días y todas las noches le pedí a Dios que me enviase la muerte, para mi descanso y para tranquilidad de los míos.

UN AVISO PUBLICADO EN RELATOR
—Un día, hace unos cinco meses, más o menos, un chiquillo, nieto mío, me llevó el periódico RELATOR en donde apareció la fotografía de la señora Melba Varón de Vigo, con su hijito de bra­zos consumido, y casi convertido en un esqueleto. Me dijeron que el autor de la mejoría del chiquillo era el profesor naturista Narváez pues en la foto, apareció la expresión del niño enfermo y luego la del mismo chiquillo ya mejorado. En medio de tanta amargura, brilló una luz de esperanza. Fue entonces cuando mis hijos encabezados por Cecilia Muñoz y por mi esposo, solicitaron los servicios científicos del profesor Narváez, quien acudió a mi casa y pudo constatar el gravísimo estado de mi salud; yo era un esqueleto con nudos, desfigurada por la acción violenta del reumatismo.

UN TRIUNFO DEL PROFESOR NARVÁEZ
El Profesor Narváez, con sus métodos botánicos y naturistas, inició entusiasmado su tarea. Aplicó sus conocimientos y secretos científicos a mi caso, y a los dos meses, ya pude moverme; las articulaciones que por 15 años permanecieron encarrujadas em­pezaron a ceder. Proseguí con el tratamiento del profesor Narváez, y al fin, me levanté de la cama por primera vez en mi vida, desde el año de 1932. Imposible pintarles mi felicidad, dice la señora Clementina de Muñoz; el día de la fiesta de mi madre, hice mi pri­mera salida de la casa a la iglesia, a darle gracias Dios y a la Virgen, y a orar por mi salvador, él profesor Narváez, a quien le debo —después de Dios— la mejoría y el restablecimiento de mi salud. Y aquí me tiene ya caminando. Subí las escalas de RELATOR (—claro que, con algunas mínimas, dificultades—) pero mí­reme: Puedo caminar, puedo mover mis brazos, girar la cabeza, llevarme la mano a la boca; Puedo comer y ya puedo vestirme sola, sin necesidad de ayuda. ¿Cómo creen ustedes que yo, debo pagarle al profesor Narváez? Esto que ha hecho conmigo no se satisface con dinero. Dios habrá de protegerlo y habrá de pagarle conforme lo merece. A él le debo mi salud y por él (después de Dios y la Virgen) puedo caminar y conocer a Cali, a mi ciudad, que encuen­tro completamente transformada, pues desde 1932, me encontraba ausente de ella y radicada en el país del dolor y de la pena.

UNA FAMILIA FELIZ Y A AGRADECIDA
Yo quiero añade para concluir la señora Clementina de Muñoz, consignar por medio de. RELATOR, mi imperecedero agradecimiento al profesor Narváez, pues a sus secretos científicos y tratamientos de botánico Naturópata, le debo estar con salud. Y debo también, agradecerle a este periódico la oportunidad de ha­berme hecho conocer el caso de la señora Melba Varón de Vigo, publicado en RELATOR, diario que me acercó al Profesor Nar­váez y con ello mi curación definitiva, gracias a Dios.

UN CASO EXTRAORDINARIO

La. Señora Ricaurte de Muñoz, se expresó en diferentes tonos emocionados por la gratitud al Profesor Narváez. e hizo múltiples manifestaciones por haberse reincorporado a la vida feliz, gracias a los procedimientos científicos de dicho botánico Naturópata. A la señora Clementina, lo mismo a don Damián Muñoz y a sus hijos, muy apreciados amigos nuestros, los congratulamos por el feliz suceso de la mejoría, de su esposa y madre, congratulación que la hacemos extensiva hasta el amigo Profeso Narváez, por el éxito logrado en forma realmente extraordinaria.
El Profesor Narváez recibe la visita de doña Clementina Ricaute de M.
y de la señorita Elisa Muñoz
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Tomado del Diario "Relator" de Cali Colombia lunes 26 de mayo de 1947 No. 9200).

Sunday, June 18, 2006

Diario Del Pacifico Octubre 28 de 1946

ENFERMA DESAHUCIADA POR CUATRO JUNTAS DE MÉDICOS CURO CON LOS MÉTODOS DEL PROFESOR NARVÁEZ
Después de breve permanencia en la ciudad, regresaron ayer a Armenia, su residencia habitual, el apreciable caballero don Julio De la Pava, su señora esposa doña Maruja Peláez de De la Pava, y sus hijas la señorita Libia y la niña Melba De la Pava Peláez,, miembros de la sociedad quindiana, quienes fueron objeto de múltiples atenciones por parte de numerosos amigos suyos en esta ciudad de Cali.
Objeto principalísimo del viaje de la familia Dé la Pava Peláez a Cali, fue el de testimoniarle su gratitud y reconocimiento al profesor Conrado Narváez Zuluaga, naturista botánico, a cuyas intervenciones debe la señorita Libia De la Pava Peláez él resta­blecimiento de su salud hondamente quebrantada durante largos meses, sin que los esfuerzos médicos lograran mejoría alguna.
Queremos —declaró el señor Julio De la Pava— hacer público nuestro reconocimiento al profesor Narváez Zuluaga, y de­seamos hacerlo por medio de RELATOR. Mi hija Libia, padeció gravísimos quebrantos en su salud, a tal extremo, que los médicos que en Armenia la atendieron, fijaron diez días al término de su vida. Desahuciada, y perdidas las esperanzas de salvarla, insisti­mos ante los médicos para que hiciesen cualquier esfuerzo por res­tablecer a nuestra hija. Inútil todo ruego, pues los científicos ex­presaron que la novedad de nuestra hija, era ya un caso perdido, fuera dé sus esfuerzos y que ante la gravedad, se abstenían de seguir actuando. Lo más honrado en ellos fue anunciarnos que la vida de Libia se prolongaría, a lo sumo por una decena de días. Ese fue el pronóstico en cuatro juntas de médicos.
—Angustiadamente ante la perspectiva del desenlace fatal que se nos anunciaba, y retirados de la cabecera de la enferma los médicos de Armenia, optamos por acudir a solicitar los servicios del Prof. Narváez Zuluaga, quien se apersonó inmediatamente del caso.

Es lo evidente, que a las pocas horas de iniciar el Prof. Nar­váez sus tratamientos botánico-naturistas, Libia experimentó un vi­sible alivio en sus agudos dolores. El tratamiento continuó asidua­mente; el Prof. Narváez Zuluaga dedicó todos sus empeños a la salvación de nuestra hija; diariamente pudimos advertir la notable mejoría, hasta que transcurridos los diez días fijados por los facul­tativos como término para la vida de la enferma, apreciamos los eminentes servicios del Botánico-Naturista Prof. Narváez Zuluaga. Un mes después, Libia abandonaba el lecho y entraba en una etapa de franca reposición, hasta el reintegro total de la niña a la alegría del hogar. Hoy se encuentra rebosante de salud, y uno de nuestros deberes de conciencia y de justicia, ha sido el de venir a testimoniarle nuestra gratitud a dicho científico, a cuyos esfuerzos y procedimientos debe la vida nuestra hija y nosotros la alegría hogareña, que estuvo amenazada por la muerte.
Al registrar este acontecimiento, congratulamos al Prof. Narváez Zuluaga por el brillante e inobjetable éxito obtenido con sus procedimientos botánicos, y felicitamos al hogar De la Pava Peláez, a cuyos componentes despedimos de la manera más atenta y cordial.



FAMILIA QUINDIANA, AGRADECIDA
En la foto, aparecen de izquierda a derecha: señorita Libia De la Pava Peláez, la ex-paciente desahuciada por cuatro juntas de médicos en Armenia y hoy rebosante de salud después de los tratamientos científicos del Prof. Narváez Zuluaga; doña Maruja Peláez de De la Pava, y su esposo don Julio De la. Pava, la niña Melba y el Prof. Narváez Zuluaga, autor de la curación definitiva de la señorita Libia De la Pava.
(Tomado de RELATOR del martes 4 de junio de 1.946).
Info: jairo.narvaez@yahoo.es

Tuesday, June 06, 2006

No Coma Más Enfermedades y Cúrese Comiendo

Conrado Narváez Zuluaga (1906-2006)
Botanico Naturista, Colombia
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¿POR QUÉ NO CURA LA MEDICINA ALÓPATA?

En la naturaleza, están inalterables las únicas fuentes de, regeneración humana que, tan afanosamente y sin lograrlo, tratan de localizar en el laboratorio, los que suelen llamarse discípulos de HIPPÓCRATES y ESCULAPIO, de GALENO y tantos otros que florecieron en la difícil,ciencia de curar.
En la naturaleza, todo está previsto: El Supremo Crea­dor, con su infinita sabiduría, dispersó por todos, los ámbi­tos, lo necesario para sustento y protección de los seres de su creación. Si en él trópico abundan las endemias, en su flora super - abundan los elementos para combatirlas. Si al cúmulo dé toxinas en nuestro organismo propiciadas por el defectuoso sistema de nutrirnos, le agregamos malas condiciones higiénicas en nuestra limpieza diaria y en los elementos que nos rodean y que sirven de complemento para la vida, surge la alteración de nuestro sistema con el consiguiente estado morboso que pone en peligro nuestra vida. Y para prevenir esta amenaza, no tenemos en la naturaleza, con pródiga abundancia y a nuestro alcance los frutos y las plantas para nutrirnos racionalmente, y el sol y el agua y tantos elementos que facilitan nuestra higiene?
La causa incontrovertible del permanente fracaso de los profesionales en medicina, se debe a la falsa orientación ­científica que reciben en las universidades. Esta afirmación que, de hecho hiere la vana susceptibilidad de los que pertenecen a ésa casta privilegiada, está plenamente comprobada con la ineficacia en la aplicación de sussistemas.
HIPPÓCRATES, el padre de la medicina, sentó las ba­ses de esta ciencia prodigiosa en inmutables leyes natura­les. Y para darnos una idea de cuál era el criterio de HIPPÓCRATES con respecto a la enfermedad y a la manera
de combatirla, consideremos algunos de sus profundos pensamientos:
"Es una medida de prudencia el renunciarla la carne como alimento”
"Que tu alimento sea tu medicina y que tu medicina sea tu alimento”.
”No es el médico ni sus medicinas las que curan las enfermedades, sino la naturaleza reaccionando contra la causa morbos; si bien el médico puede ayudar a aquéllas a reprimir. La causa de los males qué la aquejan” "En todo y siembre, el arte primordial, la suprema ley es la de no hacer nada qué pueda perjudicar al enfermo".
"Es la naturaleza la que cura las enfermedades: la medicina no debe ser otra cosa que su intérprete y su ministro".
“La medicina es el arte de imitar los procedimientos curativos de la naturaleza". En cambio, la medicina moderna o alopática, le dió la espalda a tan sabios principios y organiza sus huestes, para seguir a ciegas, por los falsos caminos que le van trazando los mercaderes de la salud pública, que suplantan el sagrado laboratorio de la natu­raleza por el mortífero laboratorio farmacológico.
Los galenos de la actual civilización hacen un dispendioso ­curso universitario de siete años (fuera de cursos deespecialización) para recibir flamante título académico queen la práctica, sólo los acredita como vendedores específicos ­de patente.
La deficiencia de la educación oficial, que recibe el estudiante en las diversas manifestaciones del saber, (teniendo en cuenta que de todas las ciencias, la medicina es la más atrasada, según el doctor
Sir Robert Christison, profesor de materia médica en la universidad, de Edimburgo), está plenamente comprobada en autorizados conceptos de críticos independientes que, ante la alarmante realidad de la experiencia, claman por una orientación técnica y científica, que garantice en la práctica el robustecimiento y la protección física, intelectual y moral del pueblo colombiano. Para corroborar estas afirmaciones, me permito insertar algunos apartes de los múltiples conceptos a que hago referencia. Los que a continuación reproduzco(voz autorizada de 3 médicos colombianos), están respaldados por el doctor Roberto Restrepo, radiólogo y escritor de alto vuelo, actual Director del Instituto Nacional de Radium; Por el Dr. Jorge Bejarano, actual ministro de Higiene, y por el actual rector de la Universidad Nacional) y eminente humanista doctor Luis López de Mesa.

Fuente del escrito de 1948 “No Como Más Enfermedades y Cúrese Comiendo”. Escrito en Bogotá Colombia, por el Profesor Narváez, Botánico Naturista.