Muy apreciados señores y amigos: pido hospitalidad en su diario para hacer pública manifestaciones de gratitud a un eminente servidor de pacientes. El agradecimiento no debe quedarse solamente entre el favorecido y el que presta el servicio. El ciudadano honrado busca medios para comunicar la satisfacción interior a semejante por el bien recibido eficazmente y prestado con generosa intención. El caso mío, que aspiro a que lo conozca el mayor número de gentes, como tributo de reconocimiento a un meritorio servidor.
Mi esposa, Marina Perlaza de Labrada, vinculada por la sangre a eminente médico de esta ciudad, padeció durante tres años, una tremenda enfermedad, ante la cual los tratamientos médicos, fueron impotentes; Sobrevinieron dos intervenciones quirúrgicas, con el mismo resultado negativo: no faltaron en ningún momento las drogas y tratamientos de numerosos médicos, empeñados en devolver a mi casa la tranquilidad perdida por la gravedad en la salud de mi esposa, A última hora se determinó por los facultativos praticarle a. mi esposa una tercera intervención quirúrgica. Pero el grave estado de salud, el desfallecimiento de la enferma, nos obligó a desechar aquella idea. Fue tal el estado de postración de la enferma, y tal mi angustia y la de los míos, que en dieciocho días, únicamente intervinieron seis (6) médicos de Cali, sin lograr resultado satisfactorio alguno. Mientras tanto mi mujer entraba, prácticamente a un estado preagónico, que poníamos toques de desesperación en todos nosotros: Familiares y esposo.
Don Rafael Ángulo, apreciable caballero propietario de "RADIO LIBERTADOR" pasó por mi casa y me encontró sumido en la desesperanza y la angustia. Fue don Rafael, a quien le debo mi gratitud, quien me sugirió que llamara al Profesor NARVÁEZ ZULUAGA, botánico naturista muy conocido en el occidente colombiano. Con las esperanzas perdidas, realmente, acudí al Profesor Conrado Narváez Zuluaga, quien atendió a mi llamado, encontrando "un caso delicado pero no perdido". El profesor Narváez Zuluaga inició la noble tarea de arrancarle a la muerte una vida, Aplico él sus maravillosos métodos científicos. No ahorró tiempo ni empeño en atender a la enferma, que siguió el tratamiento aconsejado por este notable naturista-botánico, quien logró en un mes de labor restaurar la salud de mi esposa. Este hecho lo conocen todos los vecinos del Barrio Popular Modelo, y quienes acudieron a visitar a mi familia durante esos aciagos días en el edificio de los transmisores de "LA VOZ DEL VALLE".
Hay, pues, razón de mi parte, señores directores de RELATOR, para que yo acuda a rogarles el servicio de divulgar éste honda sentimiento de gratitud hacia el botánico Profesor NARVÁEZ ZULUAGA, así haya de cubrir el valor de esta publicación qué es la expresión de una familia agradecida y él sentimiento conmovido de un esposo que sufrió ante la espantable visión de su compañera casi muerta. Envío a Uds., para mayor crédito todos los elementos de prueba necesarios,
diligenciados antes las autoridades competentes de Cali para certificar lo dicho en la presente carta, y autorizando al Profesor NARVÁEZ ZULUAGA para hacer de éstos documentos legalizados él uso que mejor estime conveniente, y me suscribo como su atento seguro servidor.
Cédula No. 721226 de Cali.
(Tomado del RELATOR 8 de febrero de 1.947)